Os voy a marcar 5 causas por las que las dietas no funcionan, algunas veces con sólo una de estas causas basta para dejar de llevar una alimentación orientada para un objetivo, pero lo más normal es que haya varias de estas causas a la vez.
Existen muchos motivos más.pero estos me parecen muy comunes y son algunos de los que me encuentro de forma más habitual cuando la gente me comenta que no han conseguido perder.
BÁSCULA: Muchas veces queremos la inmediatez, para todo, en todos los ámbitos de la vida y la pérdida de peso no se escapa a estas ansias. Lo que debe ser el objetivo es la talla y no el peso. El peso que se pierde muy rápido, es porque algo se está haciendo mal. Como norma general, y según los casos, no se debería perder más de 4 kilos al mes (1 por semana).
DIETAS MILAGRO: Este punto va directamente relacionado con el anterior, estas dietas nos prometen pérdidas de peso muy rápidas, que en algunos casos sí se consiguen...pero, ¿a qué precio? Lo que no nos indican estos GURÚS que JUEGAN CON NUESTRA SALUD, es que en vez de grasa, en muchos casos, la pérdida es de músculo, o que no tomamos los nutrientes necesarios con lo que podemos caer en ansiedad, anemias, depresión...
NO COMER: Es cierto que el no comer hará perder peso, pero perdiendo energías, nutrientes imprescindibles y músculo. Pero el comer lo necesario y las veces prescritas (generalmente 5) hará vivir de una forma más saludable, además de que comer cada 3 horas (pero no tapas de chorizo) acelerará nuestro metabolismo basal y calmará la ansiedad por la comida.
COMER MAL UN DÍA: Muchas veces la gente se siente culpable por haber comido una fuente de patatas fritas y un chuletón, además de una tarta de chocolate en una cena con los amigos tras haber comenzado poco antes una dieta. Esto le genera frustración y abandona la dieta. Yo a mis clientes les pongo el siguiente ejemplo: Si una persona no hace ejercicio nunca, por un día que se ponga a entrenar como un toro, no se va a poner en forma; pues lo mismo pasa con la dieta; si se hace siempre bien, por uno o dos días que comamos hasta los huesos del churrasco no lo vamos a fastidiar. Es más, comer lo que nos gusta de vez en cuando, forma parte de la calidad de vida.
DIETAS ESTRICTAS: Las dietas marcadas, pueden generar ansiedad y una respuesta negativa, la experiencia me enseñó que marcar unas pautas, en vez de una dieta estricta, dando la posibilidad de elaborar los menús a los clientes (siempre dentro de esas pautas), ayuda a llevarlo mejor y a hacerlos partícipes de su propia alimentación y, realmente, ENSEÑÁNDOLOS A COMER, que van a tener que hacerlo para el resto de su vida. La dieta estricta se suele asociar a temporalidad y puede ser estresante.
NEGATIVIDAD: Muchas veces la gente se presenta antes de solicitar un cambio en su alimentación con la idea de que va a ser una tortura o que no lo va a conseguir, además de querer la inmediatez de la que os hablé en el primer punto. Es una combinación de factores que pueden llevar al fracaso en los objetivos. Los cambios deben ser progresivos y la constancia y la positividad van a ser determinantes. Y, por supuesto, una dieta baja en nutrientes o excesiva en grasas, aumentarán nuestra ansiedad, con lo que junto con una posible negatividad, harán cuna combinación que ya os podéis imaginar.